Debido al reducido número de apariciones en cartelera de Katheryn Bigelow (sólo 2 películas en los últimos quince años), puede que la directora no les suene. Pero si les hablo de títulos como “Le llaman Bohdi”, “El peso del agua” o ”K-19” a lo mejor empiezan a recordar.
Esta directora, que estuvo unida sentimental y profesionalmente a James Cameron durante unos años, está removiendo conciencias con su película allá donde quiera que vaya. Porque “En tierra hostil” no es más que una película de planteamientos. Se trata de un crudo reportaje sobre el día a día de unos artificieros del ejército estadounidense en Irak donde llegamos a plantearnos si lo que nos imaginamos los que nunca hemos estado allí es como ella lo cuenta realmente. La imagen nos hace demasiado cercana la rutina en que puede llegar a convertirse desactivar bombas que harían volar edificios enteros si explotaran. Sin embargo, dado que el guión está basado en las experiencias de un periodista in situ, parece que su verosimilitud está fuera de toda duda. Es precisamente este su valor y lo que nos hace pensar cómo es posible que la humanidad haya perdido de vista los valores que son importantes e inherentes al ser humano.
Lo único criticable de esta película, desde mi punto de vista, que la hace quedarse corta en la carrera hacia el Oscar, es precisamente que su planteamiento no conlleva soluciones narrativas. La historia de los personajes tiene sus carencias desarrollando tan sólo mínimamente (y por necesidades del guión, creo) el del personaje de Jeremy Renner, cuya nominación al Oscar me parece excesiva también. Así que, después de verla, una vez vivida la experiencia y cuando los efectos emocionales han pasado, empiezas a preguntarte si no hay algunas carencias en esta historia.
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