Puede que “Mapa de los sonidos de Tokio” no se entienda de la misma manera sin haber estado en Tokio. O, por lo menos, podríamos decir que es una película diseñada por alguien que sí ha estado allí y ahora nos devuelve aquello de lo que se impregnó. En cualquier caso el resultado es hermoso, porque así considero que hay que ver la película, con ojos que pretendan atrapar lo bello a través de los sentidos más que con ojos de cinéfilo.
Aquellos que esperen una explicación de cada secuencia tendrán que mirar para otra parte ya que Isabel Coixet no busca un desarrollo convencional de la historia, aunque lo haya, sino sólo lo que podríamos llamar una “transpiración” de impresiones ordenadas sobre una corriente de sentimientos, es decir, un punto de vista. No quiero decir con esto que no haya una historia, que la hay, ni que la película no tenga un argumento al uso, que lo tiene, sino que, simplemente, eso da igual. Podría decirse que en lugar de espectadores jugamos el papel de contempladores de las imágenes y, claro, de sus sonidos.
La banda de sonido de la película tiene tres factores bien diferenciados: los sonidos que componen la escena, las canciones que suenan en diversos momentos (incluyendo una versión de “la vie en rose” a cargo de Misora Hibari) y las voces de los actores. Pero no debemos descartar, a la vista del título y de este comentario, la fuerza de la imagen en la película que, de hecho, para mí se superpone claramente al sonido. Es más, durante una buena parte de la película no oímos ni una palabra de su protagonista femenina (Kikuchi, Rinko) desarrollándose la acción del personaje sólo con imágenes y haciéndose esperar para poder oírla y, aun después, habla en contadas ocasiones. Todo ello redunda en el comentado efecto que la imagen de la película tiene en el espectador.
Tan solo habría que reprocharle a la cinta el mal empaste de las voces en la versión doblada, sobre todo con Sergi López, pero el original está en inglés por lo que no sé si soportar los acentos será aún peor.
Decir que la película es sólo un ejercicio de estilo, como he leído en algunos comentarios, es exagerado pero, desde luego, si es así, el ejercicio ha sido muy brillante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario