Fui al cine sin tener demasiadas esperanzas, dada la hasta ahora mediocre trayectoria de Guy Ritchie, y salí muy contento de haber visto una película muy entretenida y muy fresca y divertida. Es una película en la que los malos son muy malos, conspiran, se protegen en las sombras, esconden armas, utilizan artilugios secretos y alquimias futuristas, traicionan, engañan, mueren y dramatizan, como debe ser. Y los buenos no son todo lo buenos que deberían ser, son imperfectos, humanos, con cosas que ocultar y pudor a confesar sus deseos. Hay acción, suspense, humor, violencia, pasión y mucho, mucho ritmo. En conclusión, es una película para pasar un muy buen rato sin más pretensiones.
Lo único negativo que se me ocurre es el uso de la cámara superlenta, que me parece fuera de lugar no sólo en esta película sino en cualquiera de los últimos cien años. Visualmente, al principio parece un juego de consola, aunque queda más que justificado para que las digitalizaciones de Londres no desentonen en el conjunto visual y, cuando lleguemos al final, estemos preparados para la fabulosa escena que remata la película.
Como no la vi en versión original no puedo entrar en consideraciones sobre la adaptación del acento de Robert Downey Jr. al académico inglés de Holmes, aunque los comentarios que he oído eran todos muy favorables. Asimismo, tampoco entro a valorar si la caracterización del detective es fiel a los rasgos distintivos asignados por Conan Doyle al personaje puesto que mi conocimiento del mismo no es universal limitándose a la lectura de algunas de sus obras.
Mención aparte merecen tanto Jude Law, que está espléndido (aunque comedido en el desarrollo del personaje, por lo que es un candidato a crecer si hay secuela), como los secundarios, especialmente Irene (Rachel McAdams), peligrosa y dulce a la vez. Y todo ello porque, transcurriendo siempre en reducidos espacios, plagados de objetos, estrecheces y suciedad, la película está perfectamente coregrafiada, mérito que supongo debo atribuir a su director. Así que no malgastarán su tiempo y su dinero si van a verla. Después, olvídenla si quieren. Pero no se olviden de la banda sonora de Hans Zimmer, es magistral.
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