Sin duda el que
tuvo retuvo… Estamos ante la película revelación de este año. Como película,
como dirección y como interpretación. Sobrecogedora historia que nos hace
contener la respiración de principio a fin, aun sabiendo desde la primera
escena cuál es el desenlace.
Este director,
Michael Haneke, es de esos que se mete en una casa, en la vida de una familia,
y hace surgir una historia gravísima de apenas nada. Inquietante todo el
metraje, nos mantiene en vilo con una historia que no deja de ser la vida
misma, la cotidianeidad más pura mostrada en carne viva, y nos lleva con un
latido sordo hasta una subida de tensión interna y externa fuera de todo
límite. La maestría de la dirección se nota en cada plano, en cada detalle,
evocador al máximo, hasta en la elección de la vivienda, llena de objetos
vividos que nos hablan y nos cuentan la vida de sus habitantes.
No es habitual
que una película de habla no inglesa esté nominada a cinco premios, pero sí que
es merecido en este caso. La película, que opta al oscar a la mejor película,
director, actriz, guión y película de habla no inglesa, se ha colado en la
lista de grandes producciones hollywoodienses y, para nosotros, es sin duda la
favorita, aunque sabemos que este año hay demasiada carga patriótica en otros films
como para que la academia vuelva sus ojos hacia una historia anónima de un
anciano matrimonio de un pequeño país europeo llamado Francia.
Aún así, la
estatuilla a la mejor película de habla no inglesa la tiene en el bolsillo y Emmanuelle
Riva será una dura oponente para Jessica Chastain en la lucha por el oscar a la
mejor interpretación femenina. Lástima que no esté también en la lista el
maravilloso Jean Louis Trintignan.
No dejen de ver
esta pequeña obra maestra, tremendamente dramática, pero también tremendamente
tierna, que convierte en melodía lo inevitable de la vida. Es un cine distinto,
es un cine europeo, es un cine que hay que ver.
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